- Ocurrió en Corralchén; murieron tres militares y un rebelde
Elio Henríquez. Corresponsal. La Jornada. San Cristóbal de Las Casas, Chis., 21 de mayo. Este viernes se cumplen 16 años del primer enfrentamiento entre efectivos del Ejército Mexicano y del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que ocurrió en la sierra de Corralchén, en la selva Lacandona, donde fue destruido el campamento rebelde Las Calabazas.
De acuerdo con la información que en su oportunidad dio a conocer el Ejército federal, el primer choque armado entre sus efectivos y las entonces desconocidas fuerzas zapatistas ocurrió el 22 de mayo de 1993, cuando elementos de tropa realizaban “prácticas de adiestramiento militar” por la zona de la sierra de Corralchén.
La información fue divulgada en una carta que el 31 de mayo de 1993 envió el teniente coronel José Guadalupe Rodríguez Olvera, jefe de la oficina de prensa de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), al entonces director de La Jornada, Carlos Payán Velver, luego de la publicación de varias notas en el diario alusivas al enfrentamiento.
En el documento se asentó que desde el 14 de mayo de ese año, personal del 83 Batallón de Infantería que se encontraba “desarrollando prácticas de adiestramiento en el terreno sobre áreas despobladas del municipio de Ocosingo, fue agredido con armas de fuego disparadas por un grupo indeterminado de individuos que presumiblemente realizaba actividades ilegales”.
Precisó que en los hechos resultó muerto un oficial y heridos un sargento y un cabo, y “al repelerse la agresión, perdió la vida una persona civil no identificada (en 1994 se sabría que se trataba de un oficial del EZLN), la cual portaba un fusil mini-14 calibre 223, hechos que oportunamente se hicieron del conocimiento del agente del Ministerio Público Federal en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez”.
En esa ocasión el vocero de la Sedena afirmó que “como resultado de lo anterior, se procedió a la búsqueda de los agresores en las áreas deshabitadas y aledañas al sitio del enfrentamiento, interceptándose en éstas a 10 individuos, entre ellos dos guatemaltecos, mismos que portaban armas de fuego y cartuchos de diversos calibres”.
Al continuar la persecución de los “desconocidos”, un día antes del asesinato del arzobispo de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo, el 23 de mayo de 1993, ocurrió un segundo enfrentamiento entre soldados y zapatistas, cuando éstos intentaban salir de la zona, aseveró.
En el segundo choque resultó herido otro oficial del Ejército Mexicano. Los muertos fueron el subteniente José Luis Vera de Jesús y Librado Santís Gómez, elemento de tropa; los heridos, Mauro García Martínez y Lucio Hernández Xolo, además del “desconocido”.
A raíz de los enfrentamientos y del descubrimiento y desmantelamiento del campamento zapatista, el Ejército Mexicano desplazó a la zona a miles de soldados. El centro de operaciones se estableció en Nazaret, donde Petróleos Mexicanos tenía instalaciones. Las operaciones fueron encabezadas por el propio titular de la Sedena, general Antonio Riviello Bazán, pero días después las tropas fueron retiradas por orden del presidente Carlos Salinas de Gortari, debido a que en el Congreso de Estados Unidos estaba por ser votado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Esto permitió al EZLN continuar con los preparativos y alzarse en armas el primero de enero de 1994, ante el asombro no sólo del país sino del mundo.
En este contexto fue presentado hoy el número 36 de la revista Ecofronteras, en la que, al hacer un balance a más de 15 años del levantamiento indígena, el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) afirmó que el surgimiento y evolución del movimiento zapatista “ha significado un cambio sustantivo en el devenir de los pueblos indios de México”.
Para Ecosur, “parece increíble que el Estado mexicano, con cerca de tres centenas de millares de militares bien armados y entrenados y con gran soporte económico, no haya podido borrar del mapa a un ejército indígena, casi analfabeta, casi sin armas, casi sin alimentos… pero con muchas esperanzas”.
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