lunes, 31 de mayo de 2010

Nueva Alerta en la Región cuicateca




A la comunidad internacional

A los pueblos de México

A la sociedad civil

Al Pueblo en general.

Como el año pasado, nuevamente la Dirección General de Minas, de la Secretaría de Economía, en plena complicidad con las depredadoras compañías mineras, violentando toda normatividad, local nacional e internacional, pero sobre todo la comunitaria, incursionó en un territorio comunitario, en este caso la comunidad de Santos Reyes Pápalo, en la región cuicateca, realizando señalizaciones que, como hemos comprobado anteriormente llevan a la extracción de materiales petreos para su análisis, en la perspectiva de continuar con la ofensiva emprendidad desde 2006 en contra de las tierras cuicatecas con los megaproyectos mineros, denunciados con anterioridad, el año anterior correspondió a la comunidad de San juan Tepeuxila, en donde como documentamos fueron detenidos dos ingenieros geólogos que realizaban la extracción en la mencionada comunidad, ahora han parecido sin el consentimiento de la comunidad de Santos Reyes una serie de marcas en la carretera que conduce a la comunidad a escasos dos kilómetros de la misma, de igual modo fue posible ubicar una camioneta de color blanco con razón social de la CFE, la cual estaba estacionada sobre la carretera antes mencionada y sin tripulación, la cual presumiblemente se encontraba en los terrenos circundantes a dicho espacio, ¿una forma alterna de disfrazar a la DGM?, dada la naturaleza de la situación el comisariado de bienes comunales de la mencionada comunidad realizó la inpección ocular y en virtud de que ebn el momento se celebraba una Asamblea de mujeres, notifocó a las mismas de la situación por lo que dicha reunión se pronunció nuevamente en el sentido de rechazar cualquier acción que pueda atentar contra los intereses de Santos Reyes Pápalo y llamó a los comuneros a actuar en defensa de sus legítimos intereses a fin de proteger la integridad de su territorio.

Finalmente y dada la explosividad que vive el estado de Oaxaca y la presencia de paramilitares asociados a los intereses más oscurso del gobierno llamamos la atención entorno a las consecuencias que pudiera acarrear la falta de sensibilidad de los organismos del estado,como la DGM, los cuales contraviniendo cualquier orden jurídico violentan la tranquilidad del las comunidades cuicatecas y del estado en general.

La Comunidad de Santos Reyes Pápalo se reserva los derechos que le corresponden y anuncia que responderá a las provocaciones como corresponda según su legítimo derecho, mientras tanto el Congreso Autónomo cuicateco refrenda su apoyo total a las deciciones de la comunidad y se suma a este llamado de alerta.

Fraternalmente

"Solidaridad para la reconstitución social"

"Congreso Autónomo Cuicateco"

Snduchi nü (Estamos despiertos)


martes, 25 de mayo de 2010

Copala: el Estado debe "romper su cerco"




Magdalena Gómez

Está por cumplirse un mes de la brutal agresión a la caravana civil que se dirigía a San Juan Copala, Oaxaca, cuyos muy lamentables saldos han sido ampliamente difundidos dentro y fuera del país, tanto desde espacios sociales como en los de las Naciones Unidas. Incluso la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, se sumó al reclamo de justicia.

La inocultable situación de ingobernabilidad e impunidad que se vive en esa región de Oaxaca poco parece importar al Estado. Desde el ulisismo pretenden convencer de que el conflicto les es ajeno y sólo es del pueblo triqui dividido. Esta tesis se ha convertido en visión oficial. Juan Manuel Gómez Robledo, subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, afirmó: El gobierno de México considera que el pronunciamiento que hicieron esta mañana en Ginebra cuatro relatores de los procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas no es necesariamente la forma más apropiada de abordar el tema, toda vez que formulan pronunciamientos que pretenden identificar responsables de los acontecimientos en San Juan Copala, cuando éstos están apenas en su curso de investigación por la Procuraduría General de la República que, como saben, ha atraído el caso. Quiero destacar que, hasta la fecha, no se ha identificado la participación de agentes de Estado, ni federales, ni estatales en los hechos a los que me he referido. Las versiones que han circulado hasta ahora atribuyen la responsabilidad de los hechos a los grupos en conflicto, lo que deberá, por supuesto, ser precisado por las investigaciones. Y sentenció: Se espera, en el futuro, una actitud constructiva por parte de los relatores y mecanismos de los derechos humanos con los que México coopera (conferencia de prensa, 14/5/2010). Quién lo dijera, los diplomáticos de carrera hablando igual que el ulisismo. ¿No le informaron al señor embajador que está en juego un proceso autonómico a partir de una declaración que México aprobó en 2007 y que éste es asediado por paramilitares?

Los grupos paramilitares como forma de incentivar y acrecentar los llamados conflictos intracomunitarios están en el centro de la espiral de violencia. Exculpar al Estado de manera ligera, como hizo el funcionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores, elude el cumplimiento de la obligación de todo Estado de garantizar el estado de derecho.

La revista Contralínea anunció que rompió el cerco cuando, de manera valerosa y con apoyo de triquis, lograron entrar y salir por el monte. Nos mostraron un retrato apremiante desde el municipio autónomo en voz de sus habitantes. Lamentablemente, esa arriesgada incursión no rompió el virtual estado de sitio en que se encuentra Copala, pues al salir de allí la situación no cambió. Ya dio cuenta de ello la Comisión para la Defensa de Derechos Humanos en Oaxaca, que en su boletín del 16 de mayo pasado señala que, a solicitud de Jorge Albino y en coordinación con seguridad pública, debían proteger el ingreso a Copala de 38 personas, la mayoría mujeres y niños, a plena luz del día y acompañados por 300 elementos de la policía estatal. Y agregó: Cabe señalar que el líder de la Ubisort, Rufino Juárez Hernández, acompañó a la caravana la mayor parte del trayecto. Finalmente, al considerar que no existían las condiciones para ingresar a Copala, dejaron al grupo en Yosoyuxi. El acompañante estaba en un aprieto, pues si entraban en paz a Copala gracias a su protección implicaba una especie de autodenuncia.

Como sabemos, la situación se agravó con el asesinato a mansalva en Yosoyuxi, el pasado jueves 20 de mayo, de Timoteo Alejandro Ramírez y su esposa Cleriberta Castro. Él fue uno de los fundadores del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) y era considerado el líder natural del MULT Independiente.

¿Cuántos crímenes más deben ocurrir para que el Estado retire a los paramilitares y los someta a la justicia? ¿Cuánto sufrimiento para las mujeres, los hombres, las niñas y niños que aún resisten en Copala? ¿Qué dicen al respecto en el Congreso de la Unión? No es tiempo de puntos de acuerdo o de ya van a ir a Oaxaca unas comisiones a hablar con Ulises –sin pasar por Copala–. ¿Qué más esperan los líderes triquis, sin Ubisort, para deslindarse de paramilitares y construir puentes entre ellos para detener la cadena de violencia y centrar sus baterías en la exigencia al Estado para que cumpla sus responsabilidades?

Con incriminaciones públicas de unos contra otros sólo se profundizará la crisis. Que se investigue y pruebe quién eliminó a uno de los más destacados promotores del municipio autónomo y quién ordenó su ejecución. Tampoco debemos eludir la pregunta: ¿a quién favorece electoralmente este clima? Mientras Copala ocupa ciertos espacios de prensa, las campañas electorales caminan como si nada estuviese pasando. A mi juicio, las exigencias deben centrarse en la responsabilidad del Estado, a todo nivel, por sus acciones y por sus omisiones.

lunes, 24 de mayo de 2010

Carta de Nacho del Valle a Cuatro Años de la Represión en Atenco. Mayo, 2010



(Fragmento)
Al iniciar a escribir estas líneas, se amontonan mis pensamientos, se vuelcan en emoción por querer hacer presencia ante ustedes, por acercarme y estrechar su mano, imagino su rostro cordial y fraterno y busco entre ustedes a los que se marcharon, pero que aún están ahí porque su memoria los hace presentes; entre ustedes, entre nosotros, entre su pueblo y los miraremos por siempre en el rostro de nuestros pueblos en cada hombre o mujer, que alza su voz en pro de un mundo mejor; porque ese fue su encargo de no rendirnos jamás y el mejor homenaje a su memoria es seguir su ejemplo.
Me permito decirles que aun a pesar de lo desesperante que se presentan los acontecimientos cotidianos en contra de la lucha de otros hermanos que también han sido reprimidos, de los niveles tan graves que ha alcanzado la inseguridad, la falta de empleo, la carestía en lo más básico para el pueblo; tenemos que mantenernos de pie.
Sin olvidar en ningún momento a nuestros hermanos a nuestros compañeros presos, a sus familias a los que están ausentes a los que fueron sacrificados (masacrados), a sus padres.
Porque con nada alcanzaríamos a resarcir ni aliviar la pérdida y el dolor de esos jóvenes casi niños que nos arrebató la bestia. Que no valen tan solo palabras, porque nada repararía ni alcanzaría para sanar la herida tan profunda que nos ha dejado la soberbia que representa el poder (los dueños del dinero).
Que esto no nos resigne, ni nos haga ceder. Al contrario nos tiene que mantener firmes; pues es un motivo más que se une a las causas que se vuelven inaguantables, que son los que dan origen a decidir un cambio y no quedarnos en la reflexión y en la evaluación de nuestras acciones; tenemos que pasar a la verdadera participación en la construcción de la organización de unidad más amplia en donde cada movimiento de lucha no sea aislada, ni desaparecida aceptando dadivas indignas.
(…)
Que se han adueñado no solo del fruto del trabajo del pueblo trabajador sino de los recursos naturales que no les importa el deterioro que dejan en el ambiente mirando únicamente el aumento en sus ganancias. Empobreciendo y dando cause a las más terribles aberraciones sociales alcoholismo, prostitución, indigencia, pandillerismo, desempleo, migración, analfabetismo, inseguridad entre tantas otras de represión y muerte pues no les interesa pasar por encima de lo que sea necesario y esta amarga experiencia nos la da la historia y no la debemos olvidar pues en carne propia ya la experimentamos.
Motivo suficiente para no creer que la solución llegara por obra y buena voluntad por los que nos reprimen, porque eso nunca sucederá. Porque para ellos la buena voluntad es la ganancia en dinero, el arrebato, el engaño y si en su camino su madre representa ganancia sin duda también la venden.
(…)
Tenemos que seguir construyendo la unidad y crear nuestros proyectos de autosuficiencia, en todos los ámbitos por pequeños que parezcan son la base para desarrollar otros de mayor tamaño…
Porque la realidad es que tenemos lo más importante; la conciencia la que nos da lo que otros han perdido en las primeras batallas la que nos obliga a continuar la marcha.
(…)
Que nuestra memoria de lo acontecido, no se quede en tan solo un acto pasivo y de contemplación, o en un homenaje de dolor y de tristeza: al contrario nos coloque en el camino de lucha y unidad, de evaluación y reflexión crítica y sobre todo de participación.
Que el verdadero enemigo es el sistema que nos hace depender a sus intereses, administrando nuestras vidas con dadivas míseras he indignas, represión y muerte; cambia a nuestros hermanos en contra de su pueblo, aplicando artimañas vergonzosas e inmorales (divide y controlaras, al perro un hueso y se callará, el que paga manda, y le ponen precio a tu voluntad).
(…)
No sé cuantas leyes tenga la dialéctica pero una de ellas habla de la unidad y lucha de contrarios que a fin de cuentas es un ciclo que da paso a otro en donde prevalezca, la equidad, el equilibrio, basado en el respeto legítimo y natural concepto primordial de convivencia entre seres llamados humanos. Sin lugar a duda nos ha tocado cosechar lo que otros han sembrado y hoy nos toca continuar sembrar y cultivar la semilla de la vida.
(…)
A ustedes compañeros todos(as) que han estado con nosotros y nos han traído de su pan, de su mano el apoyo que han hecho suyo nuestro dolor y rabia. A ustedes todos(as) nuestra gratitud por siempre, por su auxilio, por sus enseñanzas de seguir la marcha, por conseguir lo que no es tuyo ni mío, lo que pertenece a todos, a los de aquí a los de allá, a los de ayer a los de hoy a los que llegarán mañana, para que no sea bruma, ni incierta su llegada, sin grilletes ni vendas en los ojos, ni amargura en su corazón.
(…)
A todos(as) hermanos(as) que luchan por su derecho en otros lugares, en la colonia, en la escuela, en la mina, en la fábrica, en su despido laboral injustificado, en la selva en el exilio a todos(as) los que resisten luchando por el respeto a una vida digna y condecoro va un fuerte abrazo fraterno y de lucha sin tregua.
(…)
¡¿Qué les puedo decir de dolor y de miseria?! Es como si preguntáramos de tristeza en un velorio, o que habláramos de asfixia estando sumergidos en el agua
(…)
No te pido que luches por mí, pero si te pido que luches por ti, que si lo haces, es posible que tu lucha se extienda a los demás Y sin duda en ese camino me encontrarás.
Tampoco te pido que seas como yo, o que imites lo que yo hago, decídete he inicia lo que consideres, que el sabor del fruto de tu esfuerzo te aconsejara cuando debas cosechar.
Que tu credo no se base en lo que otros dicen, que sea lo que tus fracasos o aciertos te hayan enseñado. Así no tendrás que depender de nadie porque tú serás dueño absoluto de tus actos.
(…)
Los días buenos llegarán llenos de luz no porque sea natural; sino porque se unieron muchos cantos para levantar al sol, eso sí es extraordinario y sin duda natural.
(…)
Saludos a todos todas quien no los olvida ¡Ni perdón, ni olvido!
Ignacio del Valle
Hasta la victoria siempre. ¡Patria o muerte! ¡Venceremos!

En: http://www.machetearte.com/

Copala, Guambia, Sarayaku Tres ataques, una misma vileza



Ramón Vera Herrera


El 27 de abril, las autoridades del pueblo misak de Guambia, en el departamento de Cauca, recibieron un ultimátum membretado del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia que declara:

Conminar a líderes indígenas para que dejen de lado el discurso y hechos arcaicos a favor de los derechos indígenas e ideologías atacando las buenas y nobles intenciones del alto gobierno a favor de la paz, o de lo contrario iremos más allá de las amenazas y regresaremos a las actuaciones para el pueblo guambiano, sin piedad ni temor alguno…
Declarar por objetivo militar permanente y enemigos a mujeres y hombres que por sus declaraciones, investigaciones, comunicados, argumentos, cartas, denuncias, diálogos y otros; afectan el buen nombre del régimen [siguen nombres de las autoridades del pueblo misak o guambiano].
Suspender de inmediato las declaraciones externas e internas, que están comprometidas al levantamiento de procesos y la apropiación de tierras… No nos hacemos responsables por lo que les pueda pasar a los líderes del pueblo guambiano.

Un ultimátum así es prueba suficiente de que los crímenes que se le imputan al pueblo misak son defender la vida, su territorio, y su proceso de autonomía, pero sobre todo “afectar el buen nombre” de un régimen con la ruinosa calidad moral del de Álvaro Uribe.

El mismo 27 de abril, en Oaxaca, México, sicarios de la Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort) tendieron una emboscada con armas de alto poder sobre una caravana que intentaba abrir el cerco tendido sobre San Juan Copala, un municipio autoproclamado autónomo que las fuerzas paramilitares al servicio de Ulises Ruiz han intentado ahogar desde finales de noviembre, dejando a San Juan sin alimentos, agua, medicamentos, educación y otros servicios.
Desde días antes se reiteraban las amenazas sobre cualquiera que intentara llegar a la cabecera municipal y la caravana resultó suculenta para los paramilitares: Beatriz Cariño, de un consejo nacional en la lucha contra la minería, dos combativos reporteros de Contralínea, dirigentes de la APPO (incluido David Venegas), y observadores internacionales a quienes poder echarles la culpa de culquier insumisión.
El asesinato de Beatriz Cariño y del observador finlandés Jyri Paakkola, los varios heridos, la desaparición por tres días de algunos de los integrantes, y que Ulises Ruiz haya sido tan contundente y cínico en su declaración contra la caravana, provocaron el repudio internacional.

El 29 de abril varios desconocidos invadieron el territorio ancestral del pueblo kichwa de Sarayaku en la Amazonia ecuatoriana y atacaron con armas de fuego y dinamita. En lo profundo del monte le dispararon a quemarropa a hombres de la comunidad y Rudy Ortiz y Wilson Malaver quedaron heridos de bala. “Debieron ser trasladados en camilla por la selva en un recorrido de catorce horas hasta la pista aérea de Sarayaku de donde fueron evacuados en ambulancia aérea”.
Las autoridades de Sarayaku explicaron que “las razones del ataque tienen que ver con la posición de Sarayaku de no permitir que un grupo de personas extrañas a nuestro pueblo ocupen una porción de territorio dentro de la adjudicación legal titulada a nombre de Sarayaku, para construir allí una nueva pista aérea. La intención de esas personas es asentarse allí y formar una seudo comunidad a la que llamarían Kutukachi para negociar con la empresa petrolera AGIP su ingreso, ya que la zona del territorio de Sarayaku que pretenden ocupar es afectada por el Bloque 10”.
Pero si bien los atacantes intentaron apoderarse de espacios clave dentro del territorio, se trataba también de quebrar la resistencia de la población y confundir a la opinión pública con informaciones falsas: como la de que Marlon Santi, originario de Sarayaku (y qué coincidencia, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, movilizada a nivel nacional en defensa del agua), era el responsable de los hechos ocurridos y que había decenas de muertos y retenidos de entre los invasores.

Extraños hechos de violencia trajo la última semana de abril para tres emblemáticos proyectos autonómicos indígenas del continente.
Sarayaku es una de las comunidades que lleva años defendiendo su territorio amazónico de las petroleras. Si ha logrado mantener íntegro su ámbito es gracias a la fuerza comunitaria de su asamblea, opuesta con lucidez a los intereses que quisieran entregar la Amazonia completa al control transnacional de sus recursos estratégicos —se exploten ahora o se reserven para el futuro.
San Juan Copala es, además del territorio zapatista de Chiapas, uno de los procesos de autonomía en México que reivindica la reconstitución del tejido social de comunidades desgarradas por años y años de violencia mortal, recuperando la historia y el camino propio del pueblo triqui.
El pueblo misak ha logrado fluir entre la guerrilla y la contrainsurgencia, por décadas, reivindicando su propio camino libertario, y es ejemplo de sabiduría y justicia para muchos pueblos de toda América Latina.

Qué significan estos ataques, en la misma semana, contra estos tres símbolos. No se trata de tender borrosos vínculos entre los autores materiales o intelectuales de estos atentados. Pero es indudable que en todo el continente la resistencia indígena es tomada muy en serio por los agentes de inteligencia, por los operadores y funcionarios de empresas, gobiernos y organismos multilaterales. A todos les resulta intolerable la nítida visión de las comunidades, su estar fuera del engranaje y reivindicarlo. Por eso el intento de nuevos maquillajes legaloides, o de programas de compensación y envilecimiento para quienes doblan las manos y más descarnados mecanismos de infundio, denigración, cárcel o muerte para quienes se oponen a sus proyectos.
Pero por todo el continente los pueblos tienen más claro que nunca que, aunque sigan invisibles, son ellos los verdaderos custodios del futuro. Sus propuestas y sus lazos con otros pueblos y luchas cobran fuerza. Trátese de transgénicos, acaparamiento de tierras, megaproyectos, presas, minas, petroleras, entrega de bosques o biodiversidad, en los espacios con autonomías fuertes los intereses de fuera siguen saliendo derrotados.
Estos ataques dejan ver que a los invasores se les está volviendo desesperada la cacería por la opinión pública y por el control territorial que ahora ejercen los pueblos. Si esto es así, la defensa de los proyectos autonómicos tendrá que ser más extrema.
Los sabios misak lo dijeron así: “nuestra lucha es para la vida de la humanidad y no para la muerte. Reexistiremos por siempre en el tiempo y en el espacio”.

sábado, 22 de mayo de 2010

Se rompe el cerco paramilitar




San Juan Copala, Oaxaca. Todos los días, desde hace seis meses, hombres armados apostados en los cerros que rodean Copala disparan a todo lo que se mueve. La orden que recibieron, cuenta uno de ellos, es que nadie salga ni entre a este pequeño pueblo de la región triqui oaxaqueña. Así, evitan que llegue el abasto de comida, agua potable y medicinas a las cerca de 800 personas que, hambrientas, sobreviven atrapadas en este infierno.

Miguel Badillo y Zósimo Camacho / Julio César Hernández, fotos / enviados

Cualquiera que intenta cruzar por montes y veredas con rumbo al pueblo de Copala, principal centro ceremonial de la comunidad triqui, se enfrenta a las ráfagas de metralletas AK-47 y rifles R-15 que portan grupos armados, como el que disparó aquella tarde del martes 27 de abril en contra de la caravana por la paz, que encabezaban defensores de derechos humanos y que tuvo como saldo dos muertos y una decena de heridos.


Diez días después de aquel ataque armado, en donde resultó herido con tres disparos de bala nuestro compañero fotógrafo David Cilia (lo que lo mantiene, hasta el cierre de esta edición, internado en un hospital de la ciudad de México) y junto con la reportera Érika Ramírez tuvieron que correr y esconderse por casi tres días en el monte para salvar la vida, otros tres reporteros de Contralínea (Zósimo Camacho, Julio Hernández y Miguel Badillo) han llegado a la región dominada por los triquis para terminar el trabajo periodístico inconcluso: entrar a San Juan Copala y describir el terror que viven aquí niños, mujeres, ancianos y los pocos hombres que aún quedan.


El viernes 7 de mayo, un grupo de 12 indígenas, simpatizante del Municipio Autónomo de San Juan Copala, se comprometió a guiar a los periodistas y escoltarlos hasta esta cabecera municipal, aun con el temor y el riesgo para los triquis de perder la vida en el intento.




La primera recomendación a los reporteros fue evitar llamar la atención entre los habitantes de los pueblos que rodean Copala, en donde las organizaciones Unidad para el Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) y Movimiento por la Unificación de la Lucha Triqui Independiente (MULTI) tienen sus bases. La segunda recomendación a los periodistas fue ocultarse hasta que llegara el momento de partir. No se sabe ni hora ni día. Simplemente hay que esperar.

Tres días transcurrieron, hasta la noche del lunes 10, cuando los indígenas triquis vuelven a hacer contacto y acordamos los términos de la incursión hacia el pueblo de Copala: el ingreso será de noche, lo que dificultará el acceso, pero dará una oportunidad más para evitar cualquier agresión; nada de lámparas ni luces que puedan llamar la atención de los francotiradores; hablar lo menos posible y sólo cuando sea necesario hacerlo en voz muy baja; vestir de negro para perdernos en la oscuridad de la noche y llevar botas y mochila con medicamentos para la atención de alguna posible herida de bala; si nos disparan, tirarnos al suelo y avanzar lo más rápido posible para eludir las balas y perdernos de los agresores; resistir el tiempo necesario en el monte hasta encontrar el acceso más seguro y, lo principal, mucha suerte, porque para entrar a Copala se necesita eso y más.


La columna informativa que integran 12 triquis-guías y tres periodistas inicia su marcha por el monte. Seis indígenas van al frente y otros seis en la retaguardia. Los reporteros, en medio de la columna para mayor protección. La instrucción es guardar distancia entre nosotros para evitar ser blanco fácil ante un posible ataque, lo que dificulta aún más el camino; la oscuridad impide ver a medio metro de distancia, sólo el ruido del andar de los indígenas sobre hojas y ramas secas orienta la ruta a seguir. Las caídas y tropiezos de los reporteros son constantes; el peligro de caer en alguna barranca invisible es latente, pero nadie puede detenerse si queremos llegar con vida a Copala. Debemos avanzar lo más rápido posible durante la noche y, de vez en cuando, descansar a petición de los tres de en medio.


El sudor agobiante embarra y pega las hojas y ramas de los árboles en el cuerpo. Los mosquitos e insectos nos acompañan todo el camino: los brazos y piernas empiezan a llenarse de bolas por las picaduras conforme avanza la columna y nos internamos cada vez más en estas rudas montañas. A pesar del peligro, estamos seguros de que no nos equivocamos en querer documentar y contar la historia que vive San Juan Copala.


La ruta es acompañada por constantes disparos que retumban en el silencio de la montaña. Son tiros de advertencia para aquel que se atreva a cruzar por su territorio. La angustia y miedo invaden el cuerpo. Un escalofrío inevitable nos atraviesa de sólo pensar encontrarnos de frente a cualquier grupo armado que patrulle el área. Nuestros guías se mueven rápido, cubren una amplia área de protección; pero al final de cuentas, los grupos paramilitares, también integrados por indígenas, saben dónde vigilar para impedir que alguna persona, sobre todo periodistas, como ya lo demostraron en el ataque a la caravana por la paz, se les pueda colar hasta Copala y dar cuenta del infierno en que tienen metidas a unas 100 familias triquis que quedaron atrapadas en el lugar y no pudieron o no quisieron abandonar el sitio.


Agotados, a lo lejos se ven las luces de velas que alumbran algunas casas del pueblo desierto. Después de varias desesperantes horas, nos acercamos a Copala. En el pueblo no hay energía eléctrica. El motivo es que cortaron los cables desde hace seis meses, cuando iniciaron los ataques de la Ubisort y el MULT en contra de los habitantes que apoyan la presidencia autónoma de San Juan Copala, ahora en manos de simpatizantes del MULTI.


En la región se libra una lucha por el control político y económico del lugar. Viene un periodo electoral en Oaxaca y el Partido Revolucionario Institucional, por conducto de la Ubisort, no está dispuesto a dejar a su suerte al municipio de San Juan Copala, en donde las nuevas autoridades afiliadas al MULTI no quieren saber nada de los partidos políticos, a los que culpan de robarse cada año las partidas presupuestales de los ramos 28 y 33 del erario. Algo sabrán estos indígenas de injusticias, abusos y atropellos de la autoridad, igual que otros 100 millones de mexicanos.


Hemos llegado a la zona más complicada del trayecto. Copala está a menos de 1 kilómetro de distancia. Aquí, en la oscuridad de la madrugada, la vigilancia de hombres armados se vuelve más latente. Hay que esperar, agazapados, entre rocas, arbustos y árboles. Para sorpresa nuestra, el lugar donde nos escondemos sirve de base para francotiradores de alguno de los grupos agresores. La prueba de ello está en el suelo, entre hierbas y hojas de árboles encontramos muchos casquillos de rifles R-15 y AK-47. Eso tensa la espera. Los mismos indígenas, que siempre hablan en triqui, se ven preocupados y nerviosos. Quieren abandonar rápidamente el área, pero deciden esperar y no acelerar el ingreso a Copala.


Una dudosa decisión se ha tomado. En cuanto iniciamos el descenso del último cerro hacia el pueblo, empieza el estruendo de las ráfagas de metralletas, como si los paramilitares esperaran el momento propicio para ejecutar a toda la columna informativa. La orden de nuestros guías ha sido no detenernos. El miedo nos hace cumplirla y no mirar atrás, como si quisiéramos ganarle a la velocidad de las balas que cruzan chiflando por el viento. Inevitablemente hay que pasar por una zona descubierta, que aun con la ropa negra que llevamos y la ayuda de la oscuridad de la noche, a nosotros nos parece que somos muy visibles, tanto como un foco prendido en una habitación.


Pero sólo es el miedo de los 15 que hemos ingresado a las solitarias calles de Copala. Llegados al pueblo, nos movemos con precaución entre calles y las paredes de las casas. Los guías nos advirtieron que algunas familias, que también permanecen encerradas en sus viviendas, simpatizan con los grupos opositores al Municipio Autónomo y sería muy delicado que dieran aviso a los hombres armados de que extraños hemos entrado al pueblo. No queremos hacer ruido, pero los ladridos de los perros nos delatan y antes de que miradas extrañas nos vean, ingresamos a salvo y agotados a una vivienda que nos protege.

La huida de Copala


Hemos recogido los testimonios y relatos de los sobrevivientes de Copala. Durante nuestra incursión, recorrimos parte del pueblo entre los disparos que nunca cesaron. Desobedecimos a los guías, que nos pedían no salir de la casa. De hacerlo, no habría tenido sentido llegar hasta Copala y perder la oportunidad de mirar y vivir en carne propia lo que cientos de mujeres, niños y ancianos indígenas triquis padecen todos los días.


Para los agresores, toda hora es buena para amedrentar y amenazar a la población. En las noches, ráfagas de metralleta quitan el sueño. En el día, sólo unos cuantos, sobre todo mujeres y niños, se atreven a cruzar corriendo las calles para evadir los disparos y buscar alimentos.


Notas, fotografías y videos de Contralínea dan ahora cuenta del peligro que representa vivir aquí. Es el primer material periodístico tomado desde adentro de Copala. Como parte de Contralínea, nuestros dos compañeros agredidos, Érika y David, deben estar orgullosos de que su intento por llegar a ese municipio, hasta que un ataque armado lo impidió, no fue en vano. Por ellos y por lo que les sucedió, el equipo de Contralínea decidió concluir su misión de informar del asecho en que viven decenas de familias triquis a manos de paramilitares tolerados, por decir lo menos, por el gobierno de Ulises Ruiz.


Nuestro grupo indígena de protección ha estado atento en todo momento de la seguridad de los periodistas, aunque aquí, en Copala, nada es seguro. Lo único cierto es que ha llegado la hora de salir de este pueblo olvidado por los gobiernos, los ejércitos y los policías. Otro martirio está a punto de comenzar: volver al monte y abrirnos paso entre la maleza, aunque más preocupante es librar los retenes y las guardias blancas que están dispuestas a no dejarnos huir de sus territorios controlados.


Nuestros guías han trazado una ruta distinta. Nos explican que ésta es más larga, pero más segura. Ninguno de los reporteros se queja, los tres asentimos con la cabeza sin hablar. Nos miramos cansados y mugrosos, porque el servicio de agua fue cortado también por los grupos agresores. La única oportunidad de bañarse es en el río más cercano, pero nadie se arriesga; preferimos mantenernos sucios dos o tres días.


Nuevamente estamos en manos de 10 indígenas triquis. El grupo se ha reducido: dos de nuestros guías se han quedado en la zona de conflicto. Esperamos nuevamente la noche para salir del lugar. Nos han advertido que, esta vez, la caminata será más larga, hasta alcanzar quién sabe qué carretera a la mañana siguiente. Los periodistas estamos listos. Otra vez, los indígenas vuelven a arriesgarse para acompañarnos y sacarnos del lugar con vida.


Ansiosos, esperamos la noche. Apenas hemos comido durante los tres días tortillas, frijoles y chile. Pero nos sentimos fuertes para partir, más por miedo y ganas de huir del lugar. Todo ha sido una pesadilla que apenas duró poco más de 48 horas. Los habitantes de Copala llevan seis meses en esas condiciones. Desde finales de noviembre, viven encerrados en sus casas, sin poder salir, y cuando lo hacen, simplemente arriesgan la vida.


La columna informativa ha iniciado su retorno a no sabemos qué lugar del camino. Las instrucciones han sido las mismas. Con mayor énfasis, nos indican no hacer ruido cuando caminemos, lo que se vuelve imposible ante los tropiezos y caídas constantes de los reporteros. Más cuando esta noche especialmente es más oscura. No hay luna y el cielo está nublado. No logramos ver a nuestro compañero que va enfrente. Es más, decidimos agarrarnos de las mochilas para no perdernos y seguir la ruta de los guías.


La salida de Copala es igual. Rápido hacia el monte para protegernos de los disparos entre los árboles. Una vez más, las balas pasan chiflando cuando rompen el viento. Esta vez los disparos los sentimos más cerca de nosotros, como si los grupos armados estuvieran esperándonos a la salida del pueblo.


Todos estamos nerviosos, también los valientes indígenas que arriesgan su vida para que un grupo de extraños periodistas den cuenta del terror que viven los habitantes de Copala. No nos han pedido pago alguno para ser nuestros guías, sólo nos miran como si fuéramos a solucionar el conflicto. Nada más desilusionante. Como reporteros, sólo sabemos que informaremos lo que allí sucede y que nada pasará. Eso pensamos cuando caminamos por largas horas durante esta agobiante madrugada. Y más cuando sabemos que, en seis largos meses, nadie del gobierno federal ha querido atender el problema. Mucho menos el gobierno estatal de Ulises Ruiz, a quien le corresponde formalmente. El gobierno de Felipe Calderón también es responsable, pues para esta pequeña población indefensa que está siendo agredida durante meses no hay Ejército ni policía alguno que la defienda.


Para salir de este territorio hostil, a la columna informativa le parece que el camino es el mismo, aunque hayamos salido esta vez por el lado opuesto. Los reporteros no distinguimos ruta alguna; nuestra inexperiencia en avanzar en el monte nos hace ver todo igual. Sumamente difícil caminar de noche y sin lámpara por las montañas de la región triqui, de acceso inaccesible y orografía accidentada.


Las horas pasan sin llegar a lugar alguno. Los zumbidos de las balas que arrojan las potentes armas se escuchan todo el trayecto. Por un lado, al norte, el pueblo de La Sabana, dominado por la Ubisort; al oriente, El Rastrojo, la zona controlada por el MULT, ambas organizaciones violentas y fuertemente armadas. Al norte, Yosoyuxi, del MULTI, organización que apoya al Municipio Autónomo y que su principal demanda es que todas las partidas presupuestales que debe destinar el gobierno para la región triqui se entreguen a los indígenas para mejorar la vida de sus familias y pueblos, y no se las lleven los caciques y los líderes de grupos armados.


Antes de amanecer, alcanzamos un camino de terracería. Los indígenas nos piden avanzar con precaución para evitar alguna emboscada. Pero el peligro va en aumento y los guías deciden que debemos volver al monte para estar seguros y dejar la comodidad de seguir en la madrugada por la vereda que nos sacaría a la carretera.


Otra vez el sufrimiento para los reporteros inexpertos en caminar por esos lugares. Casi con la luz hemos salido a un pueblo apartado, allí recibimos el apoyo de un agente municipal que nos permite permanecer en el portal de su vivienda hasta esperar la mañana e iniciar el retorno a la ciudad de México.


Con muchas dificultades, Contralínea ha roto el cerco paramilitar establecido por grupos armados para aislar y ahogar a una población triqui que sólo lucha por su autonomía: San Juan Copala ha quedado atrás y sus 100 familias abandonadas a su suerte. Sentimos dolor y desesperación.



Fuente: Contralínea 182 / 16 de mayo de 2010




viernes, 21 de mayo de 2010

Matan al líder triqui Timoteo Alejandro Ramírez; culpan a miembros del MULT

Matilde Pérez, Octavio Vélez y Agustín Galo

Reportera y corresponsales

Periódico La Jornada
Viernes 21 de mayo de 2010, p. 13

La tarde de ayer, cuatro hombres que se hicieron pasar por vendedores de maíz asesinaron a Timoteo Alejandro Ramírez, líder del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui Independiente (MULTI), y a su esposa, Cleriberta Castro, entre las 17 y las 17:30 horas en su casa, en Yosoyuxi, en la región triqui, Oaxaca.

Jorge Albino, representante de la Comisión de Derechos Humanos del municipio autónomo de San Juan Copala, informó que los atacantes fueron identificados por habitantes de la región como integrantes del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT). A la misma hora también un comando armado realizó disparos en las inmediaciones del municipio autónomo de San Juan Copala, señaló.

Al parecer, agregó, se trató de una acción concertada para mantener el pánico entre los defensores del municipio autónomo. Esta agresión no detendrá la caravana de paz y ayuda programada para el 8 de junio, advirtió.

Alejandro Ramírez fue fundador del MULT, organización de la que en 2006 varios integrantes se separaron para fundar el MULTI, del que el asesinado era líder moral, así como uno de los impulsores del municipio autónomo de San Juan Copala.

Sufrió dos atentados en los primeros meses de 2006. En el primer ataque fue asesinado su hijo Misael Alejandro, y en el segundo, el suplente de la agencia de Yosoyuxi.

El 7 de julio de 2006, el MULT acusó a Timoteo Alejandro de haber violado a una niña de 14 años. Un año después, el 5 de julio, desaparecieron las hermanas Virginia y Daniela Ortiz Ramírez, de 20 y 14 años, respectivamente. Emelia Ortiz, prima hermana de las desaparecidas, acusó a Timoteo Alejandro de dicho delito, señalamiento que no ha sido comprobado.

En la capital de Oaxaca, fuentes de la Secretaría de Gobierno, a cargo de Evencio Nicolás Martínez Ramírez, informaron a La Jornada que la procuradora María de la Luz Candelaria Chiñas movilizó a un equipo de investigadores al lugar del asesinato.

La versión fue confirmada por el subprocurador para la región triqui, con sede en Huajuapan de León, Wilfrido Almaraz, quien dijo haber recibido la orden de enviar peritos y médicos forenses a Yosoyuxi.

Hasta el cierre de esta edición el gobierno del estado no había emitido postura oficial.

domingo, 16 de mayo de 2010

Plagia Ubisort a 11 mujeres y niños de San Juan Copala en la sierra triqui, denuncian





Responsabilizan de la agresión a Rufino Juárez, de la comunidad de La Sabana
Otras 24 personas evadieron el cerco paramilitar que asedia al municipio autónomo

Blanche Petrich

Periódico La Jornada
Domingo 16 de mayo de 2010, p. 11

Seis mujeres y cinco niños y niñas del municipio autónomo de San Juan Copala, en la sierra triqui, fueron retenidos ayer por la tarde a punta de pistola por un grupo de hombres pertenecientes a la Unión de Bienestar de la Región Triqui (Ubisort) al mando de su representante Rufino Juárez en la comunidad de La Sabana, denunció ayer a este diario el comisionado para los derechos humanos del cabildo copalense, Jorge Albino.

Otras 24 mujeres lograron evadir el retén de este grupo armado que tiene sitiado San Juan Copala desde hace seis meses. La Sabana, ubicado en una colina que domina el camino de terracería que llega al municipio autónomo, es donde el 27 de abril fue atacada una caravana internacionalista y asesinados dos activistas, la poblana Beatriz Alberta Cariño y el finlandés Jyri Jaakkola.

Hace dos años ahí mismo fueron asesinadas las locutoras triquis Teresa Bautista y Felícitas Martínez.

Al cierre de esta edición las autoridades de San Juan no habían podido comunicarse con las mujeres secuestradas, entre las que se encuentran la secretaria de la alcaldía Joaquina Velasco Aguilera e Isabel Bautista, esposa de un ex presidente municipal. Seis niños pequeños, el menor de un año, están con ellas. Según testimonios de las mujeres que sí lograron llegar al pueblo, se sospecha que dos de las retenidas pudieran estar heridas.

“Más ya no puedo hacer”: autoridad oaxaqueña

Albino, quien se encuentra en el Distrito Federal, informó de los hechos al comisionado estatal de Derechos Humanos, Heriberto Antonio García, quien pidió apoyo al secretario general de gobierno de Oaxaca, Evencio Nicolás Martínez. Éste lo remitió a la subprocuraduría estatal de derechos humanos y advirtió que “más ya no puedo hacer” para garantizar la seguridad de las mujeres secuestradas.

Como consecuencia del sitio, San Juan Copala está sin servicio telefónico ni electricidad; el grupo armado de la Ubisort ha ahuyentado a los maestros y al único médico que había. Además impide, con actos violentos, que los hombres transiten por el camino hacia la cabecera municipal que pasa por su bastión, en La Sabana. La situación es crítica para los habitantes y la escasez de alimentos apremia.

Pese al antecedente de la emboscada de la caravana humanitaria hace 20 días, con saldo de dos muertos y al menos cinco heridos, las mujeres triquis de San Juan Copala decidieron salir a comprar víveres a la cabecera municipal, Juxtlahuaca. El primer tramo del camino lo hicieron a pie y pasaron por La Sabana sin ser molestadas. Una vez en el mercado de Juxtlahuaca, sin embargo, una integrante del grupo, Margarita López, y su sobrina Susana Martínez fueron apartadas por la fuerza por varios hombres y llevadas al palacio municipal, donde las esperaba Rufino Juárez y al menos 10 hombres armados. Mientras discutían la mujer y la niña escaparon. Una vez reunido el grupo completo, llamaron por teléfono a Albino, solicitándole que pidiera apoyo para que pudieran regresar con seguridad.

Dormir en la calle

Albino se comunicó con Evencio Martínez, quien sugirió que fueran con testigos ante un Ministerio Público a levantar una denuncia. El grupo de mujeres triquis prefieron no hacerlo y se solicitó protección al comisionado de derechos humanos. Esa noche el grupo de mujeres y niños tuvieron que dormir en las calles de Juxtlahuaca. Este sábado se reunió un grupo de ocho enviados de la delegación estatal de derechos humanos, tres vehículos y varios centenares de policías preventivos para escoltar al grupo. Sin embargo, estas fueron conducidas a la localidad de Yosoyusi, que queda al borde de la carretera federal y no a Copala, como se requería.

Jorge Albino se volvió a comunicar con el secretario de gobierno para explicarle que el tramo peligroso era justamente el que cruza por La Sabana y que para llegar por veredas a San Juan le llevaría a los niños y las mujeres al menos 10 horas de camino inseguro. “Yo ya las dejé en tu terreno –le respondió por teléfono Evencio Martínez al representante de Copala– ahora tú muévelas de ahí.” Jorge Albino alegó la inseguridad de la carretera de terracería.

Cerca de las cuatro de la tarde Albino recibió una llamada de una autoridad de San Juan Copala informándole que las mujeres habían decidido emprender el camino de regreso caminando por la carretera. Después de una hora de caminata pasaron por La Sabana. Ahí las esperaba de nuevo Rufino Juárez y sus hombres. Las encañonaron y trataron de impedir su paso disparando al aire. Casi todas echaron a correr y lograron llegar al municipio autónomo, que ya queda a sólo 20 minutos.

Entre las mujeres que quedaron retenidas en La Sabana están: Felipa de Jesús Suárez, Martiniana Aguilera Allente, Marcelina Ramírez y Lorena Merino Martínez. Con ellas las niñas Rosario Velasco Allente, Josefa Ramírez Bautista y otra pequeña, además de dos niños de cuatro años y otro de uno.

miércoles, 12 de mayo de 2010

[Rema] pronunciamiento del encuentro contra la minería, Chicomuselo, Chiapas.

Nueva Morelia, Municipio de Chicomuselo, Chiapas

A 07 de mayo de 2010

DECLARACION DE NUEVA MORELIA

El día de hoy, siete de mayo del 2010, en el Ejido Nueva Morelia Municipio de Chicomuselo estado de Chiapas, en el contexto del primer Foro en Defensa de nuestros Recursos Minerales, quienes nos reunimos hoy hemos visto amenazados nuestros recursos naturales por la explotación de las empresas extranjeras que han causado daños al medio ambiente. Por ello es importante analizar la situación de riesgo existente para los habitantes cercanos a la zona de explotación minera de Chicomuselo.

Muchos de los problemas que están pasando son porque nos quieren quitar la tierra para explotarla y enriquecerse con ella. Nosotros decimos que la tierra y el territorio es para nuestra vida, es el futuro, y presente de nuestros hijos e hijas, esta es nuestra tierra nuestro territorio, el lugar donde vivimos, la vida, el lugar que nos quieren quitar por las ambiciones de la gente de dinero con sus relaciones con los gobiernos para que se sigan enriqueciendo los mismos de siempre de distintas maneras.

Por ello, nos pronunciamos por lo siguiente:

1.-Se han entregado concesiones mineras a empresas extranjeras sin consultar a nuestras comunidades y sin dar información sobre los efectos que tiene la explotación de las minas en la naturaleza y que acaban con la madre tierra.

2.- Las mujeres tienen un papel importante en la lucha de la defensa de la tierra y territorio y sobre todo en contra de la minería.

3.- Nos pronunciamos en contra de los engaños y la manipulación que el Gobierno Federal ejerce a través de los programas sociales del gobierno para comprar las conciencias.

4.- Nosotros como hombres, mujeres, niños y niñas de las comunidades afectadas por la exploración minera nos pronunciamos para que se nos respete nuestro derecho al consentimiento Libre, Previo e informado.

Declaramos que estamos:

¡Por la libre determinación de los pueblos para decidir nuestro futuro y transformar nuestra realidad!

¡Por la defensa del territorio!

¡Por el derecho a la libertad de expresión!

¡Por el derecho a organizarnos y defender nuestros derechos!

¡Por el respeto a los derechos de los niños y las niñas!

Por lo tanto, exigimos:

1) Respeto total a las decisiones de las comunidades.

2) Alto a la represión y al despojo de nuestras tierras y territorios.

3) Alto a los proyectos y promesas que el gobierno y las empresas mineras intentan ofrecer en las comunidades generando confusión y división entre las comunidades, como proyectos turísticos, de reforestación, promesas y engaños con obras, entre otras.

4) Alto a la explotación de nuestra tierra y territorio

5) Alto a la afectación a los derechos a la salud

6) Fuera la minera canadiense Blackfire de Chiapas.

También exigimos justicia por la muerte de Betty Cariño asesinada por los paramilitares en Oaxaca el pasado 27 de abril del presente año. Así como justicia por la muerte de Mariano Abarca Roblero.

Nos solidarizamos con las luchas antimineras de los pueblos guatemaltecos que exigen que sus territorios estén libres de la explotación minera.

Los asistentes a este foro hacemos el compromiso de seguir luchando contra las empresas mineras para lograr que nuestras tierras y territorios estén libres de la explotación de las empresas depredadoras; nos comprometemos a seguir organizándonos, concientizándonos sobre los efectos nocivos de de la minería; organizarnos entre parroquias y comunidades para llevar a cabo acciones que nos liberen de la minería; continuar con la organización de foros en diversas regiones; llevar la información a todas las comunidades.

¡NO A LA MINERÍA DEPREDARORA, SÍ A LA VIDA!

Firman:

Parroquia de Chicomuselo

Parroquia de Comalapa

Parroquia de Motozintla

Parroquia de Ciudad Hidalgo

Parroquia de Bella Vista

Parroquia el Porvenir

Parroquia de San Francisco, Siltepec

Parroquia de San Lucas

Parroquia de San José

EAPSEC A.C. San Cristóbal de las Casas

Otros mundos A.C/Amigos de la Tierra México

Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA-Chiapas)

Dos Valles Valiente

Comité Regional para la promoción y defensa de la Vida

Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, A.C.

martes, 11 de mayo de 2010

San Juan Copala: ataque abierto a la solidaridad y las autonomías indígenas






En México el estado de las cosas ha llegado a un nivel intolerable. Los recientes hechos ocurridos en Oaxaca, no dejan lugar a dudas de que vivimos, como diría Gustavo Esteva, un estado de excepción no declarado, donde la movilización y los actos de solidaridad con los movimientos sociales son criminalizados y las garantías ciudadanas son vulneradas sin escrúpulos.

Dentro del contexto de la llamada “guerra contra el narcotráfico” ––pretexto perfecto para llevar acabo una guerra no declarada contra los pueblos y sus formas autónomas de subsistencia, gracias a la normalización jurídica de la paradoja de la excepción–– la violencia paramilitar actúa organizada y efectiva, para realizar, mediante la violencia ciega y sin rostro, lo que el poder necesita, pero que por la vía legal no puede. Amparados en la impunidad, se trata de paralizar con el terror toda acción y denuncia, pues las víctimas de antemano están catalogadas como delincuentes y criminales[1]. Por un lado se ataca abiertamente a los procesos sociales de creación de autonomía, con todo lo que esto implica, y por otro se descalifica y criminaliza la solidaridad, y la movilización social.

El 27 de abril pasado la caravana humanitaria que se dirigía al municipio autónomo San Juan Copala, compuesta por representantes de organizaciones de derechos humanos, periodistas y observadores internacionales, fue emboscada y agredida con armas de fuego por un grupo de la Unidad para el Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), organización paramilitar vinculada al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al gobierno del Estado de Oaxaca (Ulises Ruiz). Dicha organización paramilitar fue constituida en 1994 ––evidentemente el año no es mera casualidad–– para destruir un proceso que busca la unidad de la nación Triqui desde la organización autónoma de un pueblo indígena que por décadas ha vivido la división y la violencia entre hermanos, provocada por intereses de control político del partido de estado, el PRI. Asimismo este ataque se inscribe en una estrategia dirigida a todos los procesos de construcción de autonomía, que comunidades y organizaciones en México luchan por construir formas de vida alejada del poder estatal y de todos los partidos políticos. El mensaje del ataque es muy claro, dice Marcos Rascón en su columna de La jornada: “no hay que asomarse a la realidad”, y mucho menos intentar transformarla.

Estos actos de agresión constituyen un acontecimiento preocupante, en particular para los pueblos indios, pero a su vez también dan señales de la estrategia gubernamental hacia los activistas y defensores de Derechos Humanos que se solidarizan con los movimientos sociales. “La tendencia es reprimir por todos los medios, que nadie se acerque a la realidad y se acepten las versiones oficiales como únicas. Eso significa que el poder paramilitar está creciendo y que la represión se ajustó a las nuevas formas “de la democracia”[2]. La violencia paramilitar fomentada desde el poder gubernamental actúa dentro de un espacio donde el carácter normativo de la ley y las garantías fundamentales ha sido desactivado, y se produce un estado de excepción permanente, a pesar de que se afirma que se esta aplicando la ley.

Lo cual no es mera retórica, pues la emboscada tuvo como saldo varios heridos y la muerte de la mexicana Beatriz Cariño Trujillo ––activista social con una larga trayectoria de lucha por los derechos humanos y en favor de la libre determinación de los pueblos indios–– y el internacionalista finlandés Jyri Antero Jaakkola, integrante de la Unión Uusi Tunli ry (Nuevo viento), al intentar romper el cerco tendido por la Ubisort sobre el municipio autónomo de San Juan Copala, para poder entregar alimentos, ropa y un mensaje de solidaridad a sus habitantes, que desde hace meses se encuentran incomunicados y sin luz eléctrica por su determinación política de construir la autonomía en los hechos [3]. Es decir que fueron atacados mientras ejercían su derecho a solidarizarse.

Los actos perpetrados por el grupo paramilitar Ubisort, muestran un estado de cosas en el que se da una represión abierta contra procesos y formas autónomas de crear alternativas y formas de acceder a los bienes materiales de subsistencia y garantizar derechos económicos, políticos y culturales. Esta forma especifica de represión, vía el paramilitarismo priísta, muestra claramente las complejas redes de poder que se tejen con razones instrumentales, compartidas por quienes aceptan ser instrumentos de la dominación para mantener el orden de explotación y despojo imperante en México contra los pueblos indios. Asimismo devela la actual y cruenta disputa política y territorial, que se vive concretamente en el territorio Triqui, disputa que tiene sus raíces en una larga historia de colonialismo, explotación y despojo.

Para los triquis de San Juan Copala, estos actos no son nada nuevo, pues han sido y son protagonistas de una larga historia de resistencia en contra del despojo y desarticulación territorial, así como por la defensa de su cultura, formas de gobierno y subsistencia. La lucha del municipio autónomo de San Juan Copala, se enmarca dentro de un proceso más amplio, en el que los pueblos indios y campesinos mexicanos han protagonizado fuertes luchas de resistencia por recuperar y mantener el control de sus territorios y librarse de la sumisión al Estado mexicano, practicando iniciativas de independencia política, autogestión socioeconómica y autogobiernos locales y regionales.

Estas luchas son, como dice Armando Bartra, por Tierra y Libertad en el sentido más radical de los términos, pues es recuperar la tierra de las ciegas veleidades del mercado, otorgándole una función social; un sentido justiciero que no se agote en la tenencia, sino que se extienda a la producción y la distribución; una utilidad pública, no sólo como medio de trabajo, también como hábitat y territorio histórico, como medio ambiente, como paisaje. Se quiere la tierra pero no a cambio de sumisión al Estado y su lógicas autoritarias; “la libertad del apotegma zapatista significa autonomía en la gestión económica y autogobierno; la democracia como complemento insoslayable de la justicia”[4] El reclamo indígena de tierra y libertad [autonomía] trae consecuencias estructurales en la composición y distribución territorial del Estado, ya que la compleja cuestión de la integración de la territorialidad indígena al Estado y la adaptación de éste a la lógica de la territorialidad indígena tendrá que realizarse desde una perspectiva intercultural, y no colonial-estatal, como hasta ahora.

Los pueblos indios reivindican la autonomía como un derecho político público, que “incluye: control político y jurisdiccional de la territorialidad; autonomía de uso y explotación; control social y espiritual del territorio y sus recursos; libertad interna para una distribución de derechos intra-territorial; control económico del territorio; y seguridad jurídica en el territorio”[5].

El territorio indígena constituye un bien colectivo transgeneracional y garantía de existencia futura, es decir una unidad ecológica fundamental donde se desarrolla la vida de los pueblos en sus múltiples expresiones y formas, ya que es fuente de convivencia, saberes, de cultura, identidad, tradiciones y derechos. Es por esto que “el territorio es el locus de los deseos, demandas y reclamos de la gente para reconstruir sus mundos de vida y reconfigurar sus identidades a través de sus formas culturales de valorización de los recursos ambientales y de nuevas estrategias de reapropiación de la naturaleza (…) el territorio es lugar porque allí arraiga una identidad en la que se enlazan lo real, lo imaginario y lo simbólico.[6] La lucha por la tierra, en el sentido de territorio, a final de cuentas es la lucha por un lugar, no únicamente como espacio físico dotador de medios materiales de subsistencia, sino de un lugar para la palabra; un lugar en la historia; de solidaridad, fruto de actos recíprocos de devoción mutua; como atmósfera creada por gente que comparte su morada, un suelo común, sustento de cultura y cosmovisión. Tierra y comunidad que están entrelazadas, con un pasado, un presente y un futuro.

Por lo anterior la lucha por la tierra ––por el territorio–– constituye una reivindicación que llevada a sus últimas consecuencias cuestiona la viabilidad del orden social existente. La finalidad de la lucha no se limita al simple usufructo de la misma, sino que incluye el derecho a su gestión autónoma, incluyendo la defensa sus recursos naturales (flora, fauna, semillas, agua, etc.) elementos inherentes de sus culturas, sustento permanente, garantía de autonomía y autoabasto y una manera de organizar la producción y la vida. Es una lucha por la subsistencia, y por poner límites a la voracidad del mercado ––encarnado en las empresas trasnacionales, gobiernos y caciquismos locales, y los paramilitares a su servicio–– y el reconocimiento de la pertinencia de racionalidades y tecnologías diversas para crear las condiciones materiales y espirituales donde sea posible de una vida digna de ser vida.

Como se ve este conflicto tiene sus bases en una contienda histórica, producto del orden colonial que aún subsiste. La esperanza radica en que a pesar del despojo y la desigualdad [histórica] imperante, el descontento popular es capaz de crear prácticas colectivas, para la reapropiación de su contexto, abriendo espacios para las prácticas y acciones grupales, como canales de empoderamiento. Distintos procesos y organizaciones campesino/indígenas defienden su derecho a la tierra, creando procesos de organización social, para la reapropiación de sus recursos y sus saberes de subsistencia y de construcción de espacios de interacción y decisión política. De este modo, la determinación de construir el municipio autónomo de san Juan Copala, atiende a la necesidad de crear una realidad más digna, ante el agotamiento de las instituciones locales, que se han vuelto incapaces de atender los reclamos sociales, la situación concreta en que viven los triquis de San Juan Copala, los procesos políticos, históricos y recientes de la región, y las políticas antidemocráticas, corruptas, de discriminación y exclusión que se practican desde el gobierno del estado y federal, además junto con ello la persistente y brutal explotación de la mano de obra triqui y un irracional saqueo de los recursos naturales de su territorio.

Como en otras partes de la República, la creación del municipio autónomo de San Juan Copala representa una respuesta pacífica de los pueblos indígenas por encontrar espacios de participación y representación política, atendiendo a sus condiciones económicas, políticas y culturales concretas. Se recuperan viejas instituciones y prácticas comunitarias, adaptándolas a sus propias necesidades. Por eso cada que lo hacen apelan a su derecho a la libre determinación en su versión de autonomía. Por esa razón, el ejercicio de su derecho a la autonomía representa la posibilidad de superar el sometimiento político y económico en que se encuentran, de tal manera que puedan participar de la vida política, económica y social del estado y la nación, en igualdad con otros municipios y sin perder su especificidad sociocultural[7].

Por lo anterior, el municipio autónomo de San Juan Copala, al reapropiarse de su lugar y al construir su autonomía en los hechos pone en práctica en su cotidiano otra forma de hacer política y una juridicidad que cuestiona bases del orden social imperante, utilizando normas, principios e instituciones diferentes a la lógica jurídico-política de la modernidad capitalista.

Este conflicto jurídico-político, se libra entre un derecho que nace del Estado que no representa los intereses y necesidades reales de la gente, al ponerse al servicio de las clases dominantes y los intereses del mercado y el capital, permitiendo el despojo y la explotación; y otro derecho que nace del pueblo ––como pluralismo jurídico y epistemológico–– que surge a partir de sus necesidades y vivencias comunitarias[8] . Se trata de una disputa por el poder de la enunciación jurídica entre el poder estatal y otras situaciones y espacios sociales, que mediante la recuperación de la memoria antigua, el saber histórico de las luchas y la puesta en marcha de procesos sociales que crean conceptos y realidades para la construcción de condiciones de dignidad humana, arrebatan a los partidos políticos y el Estado el monopolio de lo jurídico y lo político, devolviendole al pueblo su capacidad de decisión.

Esto es lo que tanto molesta a los señores del dinero y el poder ––que son los mismos señores de horca y cuchillo––, y se ven en la necesidad de reprimir para conservar sus privilegios, pues la lucha de resistencia del municipio autónomo de San Juan Copala ––al igual que otras luchas campesino-indígenas en México–– constituye un contrapoder capaz de producir realidad, una realidad más digna, pues el acto de creación de Derecho, desde el seno de las comunidades, hace posible un proceso de autoafirmación, autoconciencia y reivindicación de la identidad campesina e indígena vivida en la autonomía y auto-organización. Este ejercicio de pluralismo jurídico, constituye una práctica jurídico-política liberadora porque produce solidaridad y genera un concepto distinto de la política, como servicio y apertura al otro[9].

Por esto los crímenes perpetrados por Ubisort, y quien esta detrás de ellos, no pueden quedar impunes, pues constituyen un ataque no sólo a la experiencia Triqui en San Juan Copala, sino contra todos los pueblos indios y campesinos que construyen su autonomía en los hechos y el legitimo derecho que tenemos a solidarizarnos con ellos.

[1] Marcos Rascón, “Paramilitarismo”, en La Jornada, México, 5 de mayo de 2010
[2] Idem supra
[3] Francisco López Barcenas, “San Juan Copala: Crónica de una represión anunciada”, en La jornada, México, 29 de abril de 2010[4] Armando Bartra, “Una de cal: proyecto de ley para la soberanía alimentaria”, La jornada, México, 15 de abril de 2006.
[5] Asier Martínez de Bringas “La deconstrucción del concepto de propiedad. Una aproximación intercultural a los derechos territoriales indígenas”, Revista de investigaciones jurídicas de la Escuela Libre de Derecho, México, 2007, p. 661,662
[6] Enrique Leff, Racionalidad ambiental. La reapropiación social de la naturaleza, Ed. Siglo XXI, México, 2004, p. 125
[7] Francisco López Barcenas, “El municipio autónomo de San Juan Copala”, en La jornada, México, 10 de enero de 2007[8] Cfr. Jesús Antonio de la Torre Rangel, el derecho que nace del pueblo, Ed. Porrúa. México, 2006.
[9] Cfr. Jesús Antonio de la Torre Rangel, Liberación y Derecho. Pluralismo Jurídico y Resistencia, ponencia presentada en el 7º Coloquio Académico “Ni una vida más para la toga”, Homenaje a Franz Fanon, en la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos, Mayaguez, Puerto Rico, 16 de abril de 2009.

viernes, 7 de mayo de 2010

Protestan en Toronto afectados por la minera canadiense New Gold.


GALERIA FOTOGRAFICA

Fao Montreal / kolektivo azul




TECUAN NEWS CANADA, 05/05/10 / En el marco de la primer reunion de accionistas de la transnacional minera canadiense New Gold, representantes de Cerro de San Pedro, SLP, Mexico y El Morro, Chile, protestaron energicamente con mantas y entregando volantes a la pobacion. Informaron de todas las violaciones que esta trasnacional viene cometiendo en Mexico y Chile. Al inicio y al final de dicha reunion varios accionistas fueron cuestionados por los manifestantes, mismos que en todo momento insistieron que continuaran trabajando cueste lo que cueste tanto en Mexico como en Chile: "hemos invertido muchos millones de dolares, no vamos a dar marcha atras solo porque a algunos no les parezca", afirmo uno de ellos cuando un miembro de FAO Montreal le recordaba la manera en que New Gold perdio los permisos para trabajar en Cerro de San Pedro (CSP) desde el 2004.

Actualmente New Gold continua operando en CSP a pesar de estar clausurada definitivamente, esto gracias a la corrupcion que existe en Mexico y al trafico de influencias que los operadores politicos de la trasnacional han mantenido en la region, convirtiendose asi en una nueva forma de delincuencia organizada.


FUERA MINERA SAN XAVIER DE CERRO DE SAN PEDRO


FUERA NEW GOLD DE MEXICO Y DE CHILE

QUEREMOS FUTURO, CON AGUA Y SIN CIANURO.

FAO MONTREAL
kolektivoazul

martes, 4 de mayo de 2010

La siembra de Beatriz Alberta Cariño


Luis Hernández Navarro

Diminutas, consternadas, fuertes, atavadiadas con sus hupiles rojinegros, las mujeres triquis que cargaron por tramos el ataúd café de Beatriz Cariño Trujillo hasta su última morada en el camposanto de su natal Chila de las Flores, Puebla, escucharon las palabras que a los dolientes les dedicó su hermana Carmen, entre consignas, rezos y llantos.

“Mi hermana –dijo Carmen el pasado 30 de abril– luchó por ustedes y por los derechos de los pueblos y mixtecos, por lo que nos sentimos orgullosos de tener una mujer como ella, de haber compartido cada momento. Despidámosla con todo el amor, cariño, coraje y terquedad que la caracterizaba, ya que mi hermana siempre fue una mujer fuerte, por eso nosotros hay que luchar también”.

Al entierro de Beatriz asistió una multitud similar a la que participa en las fiestas patronales del pueblo. Camaradas y amigos suyos de varios estados de la República se trasladaron cientos y hasta miles de kilómetros para asistir a las exequias. Más de 100 triquis de San Juan Copala viajaron durante horas para acompañar los restos de su compañera. En su casa fue colocada una ofrenda floral que decía: Recuerdo Sitio Nu Savi, junto a una corona de flores con la frase: San Juan Diquiyu está contigo, Bety

En el panteón, uno de los dolientes le gritó a Omar Esparza, su viudo y padre de su hijo de ocho años y su hija de cinco: Que te quede claro, a Alberta no la vas a enterrar. La vamos a sembrar, porque es de las flores más bellas, y su ejemplo dará fruto.

Beatriz Cariño Trujillo perdió la vida el martes 27 de abril, cuando integrantes de la organización paramilitar priísta la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort) tendieron una emboscada en el paraje Los Pinos, de La Sabana Copala, a la Caravana de observación por la paz, que llevaba ayuda humanitaria a San Juan Copala. Allí falleció también el internacionalista finlandés Jyri Antero Jaakkola, integrante de la Unión Uusi Tunli ry (Nuevo viento).

Al ser asesinada, Beatriz tenía 37 años y una larga trayectoria de lucha por los derechos humanos y en favor de la libre determinación de los pueblos indios. Nació en el seno de una familia de campesinos, indígenas, mixtecos. Estudió primaria y secundaria en Chila de las Flores, bachillerato en la Preparatoria 3 de la UABJO, en Huajuapan de León, y la carrera de educación primaria en la Normal del Divino Pastor, en Tehuacán, Puebla.

Dotada de gran inteligencia, enorme sensibilidad y capacidad de comunicación, Beatriz comenzó su trabajo de promoción social desde muy joven, de la mano del sacerdote Gerardo Mora Paz, vinculado a la Teología de la Liberación. Se formó en la idea de que la pobreza y la injusticia existen no porque Dios así lo quiera. Con el paso de los años, sin romper con esta corriente de pensamiento, se comprometió con expresiones de lucha político-social laicas, como la otra campaña, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos.

Este origen religioso quedó de manifiesto en la misa de cuerpo presente que el coordinador de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Oaxaca, Wilfrido Mayrén Peláez, ofició a la difunta, en la iglesia de Santa María de la Asunción. “Ahora contamos –dijo– con una interventora delante de Dios, alguien que conoce de la pobreza y tristeza de los pueblos (...) la lucha sigue, porque la vida no se detiene, ni el sepulcro la detiene. La muerte de Bety es el inicio de un camino, sólo pasa a otra vida, desde donde seguramente estará interviniendo por todos nosotros como lo hizo en la tierra”.

Beatriz trabajó activamente en las comunidades del valle de Tehuacán, afectadas por la contaminación de sus aguas por parte de las granjas industriales avícolas y las fábricas de mezclilla, y en los pueblos pobres de la sierra Negra. Organizó a mujeres vendedoras de tortillas, promovió la formación de cajas de ahorro, desarrolló proyectos de economía solidaria, fundó centros de apoyo a migrantes e impartió programas de salud reproductiva.

En 2000 se trasladó a su región de origen. Tiempo después de vinculó a la lucha contra las altas tarifas de la Comisión Federal de Electricidad; la destitución del gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz; la resistencia a la construcción de grandes presas; la autodeterminación de los pueblos; la promoción de radios comunitarias indígenas, y el apoyo al municipio autónomo de San Juan Copala.

Beatriz fundó, junto a su esposo Omar Esparza, el Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), asociación civil que trabaja en proyectos de educación popular alternativos, derechos indígenas y derechos de la mujer. En 2008 comenzó a operar la radiodifusora independiente La Rabiosa, con el objetivo de difundir los derechos humanos entre los habitantes de la mixteca. Sin embargo, el 29 de agosto de ese año policías federales les decomisaron su equipo de transmisión, porque no contaban con el permiso correspondiente. Colaboró activamente con la radio triqui La voz que rompe el silencio y promovió la formación de la Red de Radios Indígenas Comunitarias del Sureste Mexicano.

Activista incansable, solidaria con las luchas contra la devastación ambiental, días antes de su muerte acababa de regresar de un encuentro en apoyo a la lucha contra la Minera San Xavier, en San Luis Potosí. El 3 de diciembre de 2009, participó en las protestas frente a la embajada de Canadá en la ciudad de México, contra el asesinato de Mariano Abarca, luchador social opuesto a la acción depredadora de las mineras a cielo abierto en Chicomuselo, Chiapas. Su participación en esa movilización quedó consignada en el video de su discurso en embajada de Canadá el 3 de diciembre de 2009. (Puede acceder al mismo en el lado derecho del este blog, CCIR)

Beatriz Cariño formó parte de una generación de activistas sociales que promueven, desde abajo, otra política; una camada de militantes que ha logrado sobrevivir a la descomposición ética que atraviesa amplias franjas de los afiliados a la izquierda partidaria; un grupo de luchadores sociales amenazado por gobernadores como Ulises Ruiz y políticos tradicionales de todas las siglas. Sus compañeros la sembraron el pasado 30 de abril.